El Caballero de la Moral

Fui ungido por los reyes de los justos,
tras combatir al verdadero mal.
Más la guerra no deja a nadie indemne
y aún mato sin luchar.
Necesito mirar los colores de aquél a quién derribar.
No me paro a pensar,
por si acaso algo me hiciera cuestionar mi verdad.

Mi moral no tiene grietas ni fisuras,
aplasta sin piedad las dudas.
Te mereces mi perdón a veces,
cuando asumes y comprendes que la culpa es tu lugar.

No necesito oír una voz de auxilio para acudir.
Mi palabra es sermón,
solamente un amén por contestación.
No te quiero escuchar,
por si acaso de gris se fuera a pintar mi realidad.

Mi moral no tiene grietas ni fisuras,
aplasta sin piedad las dudas.
Te mereces mi perdón a veces,
cuando aceptas el defecto de tu innata identidad.

Mi moral no tiene grietas ni fisuras,
aplasta sin piedad las dudas.
Te mereces mi perdón a veces,
cuando asumes y comprendes que la culpa es tu lugar.